El polvo fino es un contaminante atmosférico y supone un riesgo para la salud y el clima de la Tierra. Las partículas de polvo fino pueden penetrar en el cuerpo humano a través de la respiración y provocar una amplia gama de reacciones negativas.
Según el tamaño de las partículas, una exposición elevada al polvo fino favorece el desarrollo de asma, alergias, enfermedades cardiovasculares e incluso cáncer. Las partículas de polvo más pequeñas, procedentes por ejemplo de impresoras láser, se depositan mucho más fácilmente en el organismo.
Las mayores fuentes de polvo fino en el exterior son los motores de combustión, las centrales eléctricas de carbón, las plantas industriales, la abrasión de frenos y neumáticos de los vehículos y la agricultura.
En interiores, las impresoras láser se encuentran entre las fuentes más importantes de polvo fino, junto con las tostadoras, las velas y las cocinas de gas. En las oficinas, las impresoras láser, ampliamente utilizadas, constituyen por tanto un riesgo potencial. Muchos trabajadores permanecen cerca de ellas durante toda la jornada laboral y se exponen así, sin saberlo, a riesgos para la salud.
Los filtros de polvo fino para impresoras láser reducen considerablemente la contaminación del aire de las oficinas. Además, si las salas de oficina se ventilan con regularidad, la calidad del aire mejora aún más.