tesa va un paso más allá. A pesar de que los troquelados son más fáciles de usar, tapar los orificios es un reto ergonómico para el personal de producción. Algunos orificios se encuentran en lugares de difícil acceso, lo cual obliga a trabajar en posiciones incómodas y, a veces, poco saludables durante su procesamiento. tesa ha desarrollado una solución para ello en colaboración con socios tecnológicos: un cabezal robótico que puede aplicar los troquelados de forma totalmente automática y, por tanto, más rápida. Por otra parte, esta también es una ventaja competitiva decisiva de los troquelados frente a los tapones, que hacen que la inserción automática sea prácticamente imposible o solo permiten una automatización parcial debido a sus formas prefabricadas y a los distintos contornos de los orificios.